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El mercado inmobiliario industrial en México cerró abril con señales claras de desaceleración. De acuerdo con datos de la consultora Solili, el arrendamiento de espacios industriales disminuyó 46% respecto al mismo mes del año pasado, al registrar 281 mil metros cuadrados ocupados, reflejo de un entorno global incierto y las tensiones comerciales con Estados Unidos.

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La tasa de vacancia nacional se ubicó en 3.4%, lo que significa un aumento de 90 puntos base respecto a abril de 2024. A su vez, el precio promedio de renta alcanzó los 7.04 dólares por metro cuadrado mensual, un alza de 8 % anual, aunque con una desaceleración en su ritmo de crecimiento.

El freno en la demanda ha tenido un impacto directo en la desocupación que repuntó al liberarse 177 mil metros cuadrados en abril. Las principales ciudades que concentraron esta desocupación fueron Tijuana (22 %), Monterrey y Guadalajara (20 % cada una), así como Saltillo (18 %), es decir, en el norte del país.

 

De acuerdo con el análisis de Solili, el mercado ha comenzado a mostrar signos de mayor cautela entre inquilinos e inversionistas, derivado del endurecimiento en las políticas comerciales estadunidenses, particularmente por los más recientes aranceles impuestos por la administración de Donald Trump. La incertidumbre ha repercutido especialmente en la región norte del país, donde la actividad de arrendamiento cayó 51%, mientras que el Bajío reportó una contracción aún mayor, del 63 por ciento.

 

Y en contraste, la Ciudad de México destacó como un punto de relativa estabilidad, con una demanda industrial de 51 mil metros cuadrados, lo que representó un incremento del 19% anual.

Pese a este panorama, la construcción industrial a nivel nacional se mantiene en niveles estables, con 5.4 millones de metros cuadrados en desarrollo. En abril se iniciaron obras por 342 mil metros cuadrados, aunque esta cifra representa una baja del 15% anual, anticipando una posible moderación en las inversiones.

 

La consultoría advierte que el sector atraviesa una etapa de transición, en la que será clave replantear estrategias de inversión y fortalecer la resiliencia frente a factores externos. La recuperación de la confianza será fundamental para reactivar la ocupación y sostener el dinamismo que ha caracterizado al mercado industrial mexicano en años recientes.