La expansión industrial en México está abriendo un nuevo frente de oportunidades para el mercado residencial. Cada vez más inversionistas y desarrolladores voltean a ver las zonas industriales no solo como polos productivos, sino como lugares con potencial para construir vivienda rentable, bien ubicada y con alta demanda.
“Los trabajadores hoy buscan más que solo un techo, requieren de soluciones integrales que les ofrezcan reducir tiempos de traslado, acceso a servicios, espacios recreativos, seguridad y calidad de vida, por lo que es importante que los desarrolladores consideren estos elementos. Hablamos de una inversión que ofrece rentabilidad y una ocupación garantizada gracias a la constante demanda laboral de estas zonas”, explicó.
Según el especialista, este tipo de desarrollos presenta ciclos de venta más cortos y menor riesgo de vacancia, lo que se traduce en rendimientos estables y de largo plazo para los inversionistas.
Ejemplos claros se encuentran en Tijuana y Ciudad Juárez, dos de los principales polos industriales del norte del país.
Además, el Gobierno federal impulsa los Polos de Desarrollo Económico para el Bienestar (Prodecobi), una estrategia que busca atraer inversiones, generar empleo y garantizar el derecho a una vivienda adecuada en regiones con fuerte crecimiento industrial.
Estos polos estarán ubicados inicialmente en 14 estados: Campeche, Chihuahua, Durango, Estado de México, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Puebla, Sinaloa, Quintana Roo, Tamaulipas, Tlaxcala, Sonora y Veracruz. Posteriormente se sumarán más entidades.
Respecto a precios, el especialista indicó que las viviendas de interés social en las periferias de estas zonas pueden encontrarse desde $500,000 pesos hasta 1.5 millones de pesos, dependiendo del nivel de servicios y ubicación.
“Por eso los desarrollos deben alinearse con el poder adquisitivo de los trabajadores locales y de esta manera la oferta y demanda se mantengan en equilibrio”, concluyó Mendoza.
Así, las zonas industriales no solo están redefiniendo el mapa económico del país, sino también el perfil de la vivienda urbana, donde la cercanía al trabajo, la movilidad y la calidad de vida se convierten en factores decisivos para elegir dónde vivir e invertir.