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La vivienda usada se consolida como el motor del mercado inmobiliario en México: crece más que la nueva por tercer trimestre consecutivo, representa casi 64% de las operaciones con crédito y muestra un dinamismo que revela retos de oferta, trámites y eficiencia operativa en el sector.

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La vivienda usada está dejando de ser una alternativa secundaria para convertirse en el motor principal del mercado inmobiliario residencial en México. Los datos más recientes de la Sociedad Hipotecaria Federal (SHF), correspondientes al tercer trimestre de 2025, confirman un cambio estructural: las propiedades preexistentes no solo ganan terreno, sino que están liderando las transacciones y marcando el ritmo de los precios en el país.

 

De acuerdo con el reporte, el valor de la vivienda con crédito hipotecario aumentó 8.9% anual en el periodo julio–septiembre. Con ello, el crecimiento acumulado entre enero y septiembre alcanzó 8.6%, una señal de que el mercado se mantiene activo pese al entorno económico desafiante. Pero lo más relevante está en el contraste entre segmentos: la vivienda usada avanzó 8.7% en ese lapso, superando el 8.4% reportado por la vivienda nueva.

 

Este comportamiento no es aislado. Por tercer trimestre consecutivo, la vivienda usada muestra una apreciación mayor que la nueva. Además, domina claramente en volumen: 63.8% de las viviendas adquiridas con crédito corresponden a propiedades usadas, mientras que solo el 36.2% pertenece a obra nueva. La explicación es múltiple, pero apunta hacia una misma realidad: la oferta de nueva construcción es insuficiente para cubrir la demanda, mientras que el inventario existente se ha convertido en el pilar que mantiene en movimiento al mercado.

Demanda fuerte, trámites lentos y un mercado que se reorganiza

El dinamismo de la vivienda usada refleja un interés creciente de los compradores por encontrar propiedades con mejor ubicación, mayor metraje o precios más accesibles frente a los desarrollos nuevos. Sin embargo, esta actividad ocurre en un entorno con desafíos: procesos municipales lentos, informalidad en ciertas operaciones, costos asociados y trámites notariales poco homogéneos.

Aun así, la demanda continúa aumentando, impulsando los precios y revelando una necesidad urgente: modernizar y agilizar el ecosistema operativo que soporta este tipo de transacciones.

Una pieza estratégica para el futuro habitacional del país

 

En este contexto, Tuhabi —plataforma especializada en compra y venta de vivienda usada— subraya que el desempeño del mercado confirma la relevancia estratégica de este segmento. Para quienes buscan optimizar su capacidad de compra en un escenario de encarecimiento generalizado y menor disponibilidad de vivienda nueva, las propiedades usadas se han vuelto la opción más competitiva.

 

“La vivienda usada continuará siendo una opción relevante para las familias, especialmente para quienes buscan maximizar su capacidad de compra”, señaló Juan Carlos Hartasánchez, Country Manager de Tuhabi en México. “Los datos recientes muestran un mercado dinámico que, con procesos más simples y tiempos más predecibles, podría generar aún más confianza y liquidez”.

 

 

El auge de este mercado también coincide con un cambio profundo en el comportamiento crediticio. Infonavit, por ejemplo, hoy otorga más créditos para vivienda usada que para vivienda nueva, lo que revela otra transformación estructural: la vivienda existente se ha convertido en la vía más accesible y funcional para miles de hogares.

Tecnología, transparencia y liquidez: el nuevo rol de las proptech

Las plataformas digitales juegan un papel clave en esta transición. Tuhabi destaca que la digitalización, la estandarización de procesos y un acompañamiento especializado son esenciales para liberar el verdadero potencial de este mercado.

 

“La vivienda usada es una palanca importante para impulsar la movilidad social, porque libera el ahorro de las familias. Ese capital les permite aprovechar oportunidades, ya sea para adquirir otra vivienda, invertir en un negocio o atender otras prioridades. Con procesos más modernos y homogéneos, este segmento podría desarrollar un potencial aún mayor”, añadió Hartasánchez.

 

Hacia una estrategia habitacional más equilibrada

Aunque los esfuerzos gubernamentales suelen centrarse en promover vivienda nueva, los resultados del tercer trimestre muestran que el país podría obtener beneficios significativos al integrar formalmente a la vivienda usada en sus políticas habitacionales. Su capacidad para ampliar la oferta disponible, reducir tiempos de búsqueda y permitir una mejor rotación del parque existente la convierten en una herramienta valiosa para disminuir el rezago habitacional.

 

El desempeño de 2025 abre una oportunidad clara: aprovechar el impulso del mercado de vivienda usada para fortalecer la estrategia nacional de vivienda y construir un mercado más accesible, dinámico y alineado con las necesidades reales de las familias mexicanas.