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La imposición de aranceles por parte de Estados Unidos representa un riesgo para el desempeño económico de México en el corto plazo, particularmente para sectores como el automotriz, sin embargo, el país mantiene una ventaja relativa importante frente a otros socios comerciales gracias al T-MEC y su cercanía geográfica.

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Las recientes medidas arancelarias impuestas por el gobierno de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump han generado una nueva ola de incertidumbre en el entorno comercial global.

 

Sin embargo, de acuerdo con el más reciente análisis de Intercam, esta coyuntura puede ser una oportunidad clave para consolidar el proceso de nearshoring, siempre que México logre generar condiciones favorables para la inversión, como certidumbre jurídica, infraestructura adecuada y una estrategia clara frente a los posibles ajustes en las reglas comerciales de la región.

 

En marzo y abril de 2025, Estados Unidos activó una serie de aranceles del 25% sobre productos clave: Acero, aluminio, automóviles, autopartes y mercancías que no cumplen con las reglas del T-MEC.

Aunque los efectos económicos de estas medidas aún están en fase de evaluación, el análisis destaca que podrían provocar una desaceleración en la economía mexicana, sobre todo en el corto plazo, debido a la estrecha integración comercial entre ambos países.

Las cifras más recientes de la balanza comercial mexicana en febrero de 2025 ya muestran signos de esta desaceleración. Las exportaciones totales cayeron 2.9% anual, arrastradas principalmente por un desplome de 15.2% en el sector automotriz. Las ventas de autos a Estados Unidos descendieron 10.7%, mientras que las dirigidas al resto del mundo se redujeron en más de 40 por ciento. Por otro lado, las importaciones de bienes de capital también disminuyeron 11.9%, lo que podría reflejar una pausa en la inversión productiva.

En contraste, algunos sectores no automotrices —como maquinaria, equipo profesional y productos de minerometalurgia— mostraron crecimiento, lo cual apunta a un reacomodo en la dinámica manufacturera nacional.

 

 

Pese a este panorama, Intercam considera que México podría salir beneficiado en el mediano y largo plazo gracias a su posición relativa frente a otros socios comerciales de Estados Unidos. Las medidas arancelarias anunciadas recientemente no incluyeron de forma directa a México ni a Canadá, lo cual se interpreta como una ventaja comparativa derivada del marco institucional del T-MEC.

 

Este margen de excepción, aunque temporal, podría fortalecer el atractivo de México como plataforma de exportación hacia Norteamérica, especialmente en el marco de las estrategias de nearshoring. Factores como la cercanía geográfica, el costo competitivo de la mano de obra, la capacidad instalada y la integración de cadenas productivas dan soporte a este posicionamiento.

 

No obstante, el informe advierte que el entorno de inversión aún enfrenta tensiones. El aumento en la tasa de vacancia en los parques industriales —que promedió 4.2% en el primer trimestre del año, frente a 2.4% en el mismo periodo de 2024— indica una desaceleración en la demanda de espacio industrial, particularmente en mercados fronterizos como Tijuana, Monterrey y Ciudad Juárez. Esto, según el análisis, puede estar relacionado con la espera de definiciones claras sobre el nuevo orden comercial bilateral.

A pesar de estos desafíos, Intercam sostiene que México tiene la oportunidad de consolidarse como uno de los principales beneficiarios del reacomodo global de las cadenas de valor. “La narrativa proteccionista de Trump no ha tocado directamente a México, lo cual representa un alivio inicial. Pero este capítulo apenas comienza: La renegociación del T-MEC y la exigencia de mayor contenido americano en los productos exportados serán los siguientes retos a enfrentar”, indica el documento.

 

Para capitalizar esta oportunidad, México deberá enfocarse en crear condiciones favorables a la inversión, con énfasis en certidumbre regulatoria, infraestructura, formación de talento y fortalecimiento institucional.

 

En suma, aunque la aplicación de aranceles por parte de Estados Unidos puede generar disrupciones en el corto plazo, México tiene ante sí una oportunidad para fortalecer su papel como socio estratégico dentro de Norteamérica. El éxito dependerá, en buena medida, de su capacidad para adaptarse al nuevo entorno y aprovechar su ventaja geoeconómica.